domingo, 28 de febrero de 2010
La vida Entera

David Grossman
«Empecé a escribir esta novela en mayo de 2003, seis meses antes de que mi hijo Uri se enrolara en elejército. Uri lo sabía todo del libro. Cada semana, al volver a casa, me preguntaba qué había hecho yo conlos personajes, mientras él me contaba sus experiencias en los territorios ocupados. Por aquel entonces, yotenía la sensación de que escribiendo, de alguna manera, estaba salvando a mi hijo de la muerte. El 12 deagosto de 2006, Uri murió en una operación militar en el sur del Líbano. Al acabarse la semana de luto,retomé el libro, que estaba a punto de acabar. Lo que cambió para mí fue el eco de mis propias palabrasresonando en la realidad.»
Durante la guerra de los Seis Días, la joven Orah está encerrada con Avram e Ilan, dos chiquillospor aquel entonces, en un pabellón de un hospital de Jerusalén. Los tres están aquejados de unaenfermedad infecciosa y nadie puede visitarlos. En ese ambiente de cerrazón nace una amistadpeculiar, que acabará unos años más tarde con el matrimonio de Orah e Ilan y el nacimiento deAdam y Ofer, sus dos hijos. Ahora Ofer ya tiene veinte años, y, aunque haya cumplido ya con eltiempo reglamentario del servicio militar, de repente acepta participar en una operación militarespecial, muy en contra de los deseos de su madre. Orah acompaña a Ofer hasta el campamento y luego toma una decisión extravagante: mientras su hijo esté en combate, ella no se quedará en casaesperándolo, sino que cruzará a pie el territorio de Israel, y además se llevará consigo a Avram, elamigo de la infancia que ha sido incapaz de recomponer su vida después de vivir un tiempo comorehén de los palestinos, y arrastra heridas físicas y emocionales de mucha hondura. ¿Por qué tantocaminar? Porque el movimiento físico para Orah es una manera de conjurar lo peor: mientras camine, ningún soldado israelí se presentará en su casa para anunciarle la muerte de su hijo, así que los pasos de la madre se convierten en una protección para el joven. Avram en principio la acompaña con desgana, pero poco a poco esa excursión peculiar crea las condiciones para el recuerdo y la reflexión. El lector aprende así que la relación entre Avram, Ilan y Orah es mucho más compleja de lo que se suponía.
Si David Grossman es autor conocido por su capacidad de cavar hondo en las heridas emocionales,en este trabajo ha rozado lo indecible. Quizá eso se deba a que su propia vida estaba ligada a la trama de la novela.
«Empecé a escribir esta novela en mayo de 2003, seis meses antes de que mi hijo Uri se enrolara en elejército. Uri lo sabía todo del libro. Cada semana, al volver a casa, me preguntaba qué había hecho yo conlos personajes, mientras él me contaba sus experiencias en los territorios ocupados. Por aquel entonces, yotenía la sensación de que escribiendo, de alguna manera, estaba salvando a mi hijo de la muerte. El 12 deagosto de 2006, Uri murió en una operación militar en el sur del Líbano. Al acabarse la semana de luto,retomé el libro, que estaba a punto de acabar. Lo que cambió para mí fue el eco de mis propias palabrasresonando en la realidad.»
Durante la guerra de los Seis Días, la joven Orah está encerrada con Avram e Ilan, dos chiquillospor aquel entonces, en un pabellón de un hospital de Jerusalén. Los tres están aquejados de unaenfermedad infecciosa y nadie puede visitarlos. En ese ambiente de cerrazón nace una amistadpeculiar, que acabará unos años más tarde con el matrimonio de Orah e Ilan y el nacimiento deAdam y Ofer, sus dos hijos. Ahora Ofer ya tiene veinte años, y, aunque haya cumplido ya con eltiempo reglamentario del servicio militar, de repente acepta participar en una operación militarespecial, muy en contra de los deseos de su madre. Orah acompaña a Ofer hasta el campamento y luego toma una decisión extravagante: mientras su hijo esté en combate, ella no se quedará en casaesperándolo, sino que cruzará a pie el territorio de Israel, y además se llevará consigo a Avram, elamigo de la infancia que ha sido incapaz de recomponer su vida después de vivir un tiempo comorehén de los palestinos, y arrastra heridas físicas y emocionales de mucha hondura. ¿Por qué tantocaminar? Porque el movimiento físico para Orah es una manera de conjurar lo peor: mientras camine, ningún soldado israelí se presentará en su casa para anunciarle la muerte de su hijo, así que los pasos de la madre se convierten en una protección para el joven. Avram en principio la acompaña con desgana, pero poco a poco esa excursión peculiar crea las condiciones para el recuerdo y la reflexión. El lector aprende así que la relación entre Avram, Ilan y Orah es mucho más compleja de lo que se suponía.
Si David Grossman es autor conocido por su capacidad de cavar hondo en las heridas emocionales,en este trabajo ha rozado lo indecible. Quizá eso se deba a que su propia vida estaba ligada a la trama de la novela.
Publicación 12 de Marzo 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario