~ Parada Literaria: "Un libro debería ser un divertimento, como la tele"

jueves, 2 de julio de 2009

"Un libro debería ser un divertimento, como la tele"

El autor de La catedral del mar publica su segunda novela, La mano de Fátima?, ambientada en las Alpujarras de los moriscos.
Por: Dani R. Moya.

El otro lado del teléfono contesta una secretaria. "Despacho Falcones, dígame". Ildefonso Falcones es uno de los escritores que más ejemplares de un libro ha vendido en España, más de cuatro millones de su novela ?La catedral del mar?, pero el éxito literario no le ha hecho abandonar la abogacía, que continúa ejerciendo al frente de su propio despacho en Barcelona, desde donde responde a las preguntas de este periódico sobre su libro más reciente, ?La mano de Fátima? (Grijalbo), una obra en la que narra la historia de los moriscos en las Alpujarras.
Ha asegurado en alguna entrevista que para escribir ?La mano de Fátima? ha echado mano de unos 200 libros para documentarse...
–No he acudido a las fuentes documentales en sí, sino a libros que han tratado estos temas. He leído todo lo que se ha escrito sobre los moriscos, que tampoco es mucho en realidad.
–También habrá visitado las Alpujarras antes de escribir el libro
–En las Alpujarras he estado varias veces, es una zona maravillosa, y esos paseos me han servido para ambientar algunos pasajes de la novela. Lees las crónicas y no es lo mismo que estar allí y ver la orografía.
–¿Y cómo se le ?apareció? la historia?
–Me ocurrió como con ?La catedral del mar?. Cuando me planteé escribir ese libro busqué una época histórica que consideré atractiva para el lector y ahora he hecho igual. La época de los moriscos tiene interés y además puede tener sus paralelismos hoy día.
–¿Qué tipo de paralelismo?
–Hay un paralelismo, pero hoy en día es al revés. En el siglo XVI el fanatismo religioso corría a cargo de la cristiandad. Se siguen produciendo estas situaciones. Por ejemplo, la masificación de inmigrantes en pisos, lo que se les echa en cara, como la natalidad elevada y falta de integración... Son las mismas excusas que se utilizaban.
–Precisamente Obama hace unos días se atrevía a citar la época califal como ejemplo de tolerancia, aunque con el poco acierto de situarla paralela a la Inquisición.
–Obama no tiene por qué saber la historia de nuestro país. Está claro que hubo un asesor que metió la pata. Pero no iba tan desencaminado. Es cierto que en la época califal no se puede hablar de la Inquisición porque son diferentes siglos y diferentes regímenes, pero sí de que se dio se dio una convivencia pacífica.
–¿Qué hay de novela pura y dura y qué hay de historia en su libro?
–Todos los hechos históricos que se relatan son ciertos, todo el desarrollo de los acontecimientos históricos está fundamentado. Pero a partir de esos hechos hay una trama ficticia. El lector tiene derecho a tener la garantía de que lo que ha leído corresponde a una realidad.
–¿No se corre el riesgo de que lo histórico, la información, se cuele demasiado en la trama?
–Es un riesgo que se corre, sin duda. A mí me aparece y uno mismo tiene que autocorregirse, pero tiene que haber terceras personas que lo hagan, como, en mi caso, mi esposa, que es mi primera lectora. Es fundamental que me llamen la atención y me digan que aquí o allí se está perdiendo el hilo de la novela por el interés de narrar según qué acontecimientos históricos. Hay que intentar encontrar el punto de equilibrio entre lo que pueda interesar al lector desde un punto de vista histórico y lo que es el desarrollo de una trama.
–¿Ha sido un reto escribir otro libro después de ?La catedral del mar??
–No hay que superar nada. Lo único que hay que hacer es esforzarse lo máximo posible y ofrecer al lector algo similar, dentro del estilo que se tiene, y que satisfaga mínimamente las expectativas de aquellos lectores a los que les gustó ?La catedral del mar?.
–La mano de Fátima? tiene más de 1.000 páginas, no es un libro precisamente para llevarse a la playa...
–Eso es lo malo... A mí me salían menos páginas en el ordenador, pero después llega la editorial y empieza a poner cortes y páginas en blanco... Lo importante es que enganche al lector. Es lo de siempre: si las 1.000 páginas son buenas uno desea que tenga 500 más, pero si son malas...
–¿Cuáles son los secretos de un buen libro?
–Para que un libro entretenga tiene que ser de lectura ágil, que sucedan muchas cosas, porque el que araña media hora de su día para leer quiere que ese tiempo le satisfaga en la lectura, y que encuentre un atractivo, que no sea una obra lírica, barroca, profunda... si no simplemente un divertimento, como cuando uno pone la televisión para desconectar un rato.
–¿Hacen mejor a un libro sus ventas?
–No es que lo hagan mejor, pero es el único dato objetivo que se puede tener. Las críticas son subjetivas, son opiniones de unos señores, pero el hecho de que haya un gran número de gente que compre el libro, que lo ha leído... Si lo compra alguien es porque le han dicho que es bueno, sino no lo compraría nadie, porque ninguna campaña de márketing es capaz de lograr eso. El boca-oreja es imprescindible.

Ildefonso Falcones
Junio 23, 2009
Fuente: laopiniondemalaga.es

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