martes, 15 de diciembre de 2009
«Nos hemos vuelto cínicos»

José Saramago
Julio 06, 2009
«He sido yo mismo quien me he encasillado en una visión pesimista»
«Internet es un territorio sin límite, la página infinita; el libro es selectivo»
Alfonso VÁZQUEZ
Acaba de realizar la «ruta portuguesa» del viaje de «Salomón», el elefante protagonista de su última novela que en el siglo XVI se trasladó desde Lisboa a Viena. La apariencia de sobriedad que destila José Saramago (Azinhaga, Portugal, 1922), que lo asemeja a un caballero luso pintado por El Greco, esconde una gran humanidad y un sentido del humor certero, apreciable incluso cuando trata asuntos trascendentales.
-Camino de los 87 años, ¿le ve sentido a la vida o estamos rodeados de ruido y furia?
-En sí misma, la vida no tiene sentido, tiene contradicciones.
-¿Y si, a pesar de todo, existe Dios y hay otra vida?
-Dios no existe. ¿Otra vida? Dios no lo permita?
-«El viaje del elefante», su última novela, es una de sus obras más vitalistas y llenas de fino humor. ¿No se aparta este enfoque de quienes pretenden encasillarlo en una literatura más pesimista y sobria?
-He sido yo mismo quien me he encasillado en una visión pesimista de la realidad del mundo. «El viaje del elefante» no niega esa visión; antes bien, la confirma si se lee con atención. Que el tono de la narración sea ligero, incluso divertido, no significa que lo sea la historia que cuento. Mi nuevo libro, «El registro», que está en manos del editor, está en la línea del «Elefante».
-Llama la atención la libertad con la que despacha signos de puntuación y mayúsculas en sus novelas. ¿Por qué se decidió por este estilo?
-Busco una expresión escrita que se acerque todo lo posible a la expresión oral. Cuando hablamos, no usamos puntuación, empleamos sonidos y pausas, igual que en la música. Por lo que se refiere a las mayúsculas, se trata de una cuestión estética: son feas.
-Usted explica en el libro que ese viaje del elefante existió y el paso del animal desde Portugal hasta la corte austriaca causó sensación. ¿En el siglo XXI nos quedan acontecimientos por los que asombrarnos?
-Hemos olvidado la facultad de asombrarnos, por eso, y algunas razones más, nos hemos vuelto cínicos. En todo caso, «El viaje del elefante» ha venido a decirnos que no todo está perdido.
-Usted aboga por la unión de la península Ibérica, ¿llegará algún día?
-No será para mañana, pero estoy seguro de que ocurrirá.
-¿Qué le parece el nacionalismo como ideología?
-Una venda en los ojos, que impide una visión razonablemente completa de los hechos.
-¿Cree que algunas autonomías españolas cometen abusos con la legislación de sus lenguas autonómicas o se trata de una exageración centralista?
-Abusos, sí, los hay; discriminaciones, sí, las hay. Se llegará al ridículo de saber inglés y despreciar el idioma nacional.
-¿Qué le ha parecido la adaptación al cine que del «Ensayo sobre la ceguera» hizo Fernando Meirelles?
-Entiendo que se trata de una muy buena adaptación.
-En las adaptaciones de la literatura al cine, ¿prefiere que el director sea fiel a la obra o no le importa alguna digresión artística?
-Demasiada fidelidad y demasiada libertad son iguales en inconveniencia. El director es también un creador, y eso hay que respetarlo.
-Acaba de publicar «Los cuadernos», las reflexiones de su blog. ¿Qué le parece internet como instrumento para dar a conocer sus reflexiones?
-Internet es un territorio sin límite, la «página infinita», como recuerdo haberlo llamado. En ese sentido, permite una difusión más amplia de lo que en ella se escriba, y eso puede ser bueno o malo, según los casos. El libro es más selectivo.
-¿Tiene algún soporte para libros electrónicos?, ¿prevé bibliotecas minimalistas con unos pocos libros heredados y miles de volúmenes en uno de estos aparatos?
-Todo apunta a esa situación, pero yo espero que aún le quede una larga vida al libro y que las bibliotecas clásicas prosperen.
«El nacionalismo es una venda en los ojos que impide una visión razonablemente completa de los hechos»
Fuente: LNE.es
Julio 06, 2009
«He sido yo mismo quien me he encasillado en una visión pesimista»
«Internet es un territorio sin límite, la página infinita; el libro es selectivo»
Alfonso VÁZQUEZ
Acaba de realizar la «ruta portuguesa» del viaje de «Salomón», el elefante protagonista de su última novela que en el siglo XVI se trasladó desde Lisboa a Viena. La apariencia de sobriedad que destila José Saramago (Azinhaga, Portugal, 1922), que lo asemeja a un caballero luso pintado por El Greco, esconde una gran humanidad y un sentido del humor certero, apreciable incluso cuando trata asuntos trascendentales.
-Camino de los 87 años, ¿le ve sentido a la vida o estamos rodeados de ruido y furia?
-En sí misma, la vida no tiene sentido, tiene contradicciones.
-¿Y si, a pesar de todo, existe Dios y hay otra vida?
-Dios no existe. ¿Otra vida? Dios no lo permita?
-«El viaje del elefante», su última novela, es una de sus obras más vitalistas y llenas de fino humor. ¿No se aparta este enfoque de quienes pretenden encasillarlo en una literatura más pesimista y sobria?
-He sido yo mismo quien me he encasillado en una visión pesimista de la realidad del mundo. «El viaje del elefante» no niega esa visión; antes bien, la confirma si se lee con atención. Que el tono de la narración sea ligero, incluso divertido, no significa que lo sea la historia que cuento. Mi nuevo libro, «El registro», que está en manos del editor, está en la línea del «Elefante».
-Llama la atención la libertad con la que despacha signos de puntuación y mayúsculas en sus novelas. ¿Por qué se decidió por este estilo?
-Busco una expresión escrita que se acerque todo lo posible a la expresión oral. Cuando hablamos, no usamos puntuación, empleamos sonidos y pausas, igual que en la música. Por lo que se refiere a las mayúsculas, se trata de una cuestión estética: son feas.
-Usted explica en el libro que ese viaje del elefante existió y el paso del animal desde Portugal hasta la corte austriaca causó sensación. ¿En el siglo XXI nos quedan acontecimientos por los que asombrarnos?
-Hemos olvidado la facultad de asombrarnos, por eso, y algunas razones más, nos hemos vuelto cínicos. En todo caso, «El viaje del elefante» ha venido a decirnos que no todo está perdido.
-Usted aboga por la unión de la península Ibérica, ¿llegará algún día?
-No será para mañana, pero estoy seguro de que ocurrirá.
-¿Qué le parece el nacionalismo como ideología?
-Una venda en los ojos, que impide una visión razonablemente completa de los hechos.
-¿Cree que algunas autonomías españolas cometen abusos con la legislación de sus lenguas autonómicas o se trata de una exageración centralista?
-Abusos, sí, los hay; discriminaciones, sí, las hay. Se llegará al ridículo de saber inglés y despreciar el idioma nacional.
-¿Qué le ha parecido la adaptación al cine que del «Ensayo sobre la ceguera» hizo Fernando Meirelles?
-Entiendo que se trata de una muy buena adaptación.
-En las adaptaciones de la literatura al cine, ¿prefiere que el director sea fiel a la obra o no le importa alguna digresión artística?
-Demasiada fidelidad y demasiada libertad son iguales en inconveniencia. El director es también un creador, y eso hay que respetarlo.
-Acaba de publicar «Los cuadernos», las reflexiones de su blog. ¿Qué le parece internet como instrumento para dar a conocer sus reflexiones?
-Internet es un territorio sin límite, la «página infinita», como recuerdo haberlo llamado. En ese sentido, permite una difusión más amplia de lo que en ella se escriba, y eso puede ser bueno o malo, según los casos. El libro es más selectivo.
-¿Tiene algún soporte para libros electrónicos?, ¿prevé bibliotecas minimalistas con unos pocos libros heredados y miles de volúmenes en uno de estos aparatos?
-Todo apunta a esa situación, pero yo espero que aún le quede una larga vida al libro y que las bibliotecas clásicas prosperen.
«El nacionalismo es una venda en los ojos que impide una visión razonablemente completa de los hechos»
Fuente: LNE.es
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario